No queda espacio en mis libretas,
mi helado lo quiero
con una bola de hartazgo
y una de quietud bajo una cereza,
después solo beberé hasta tomar carretera,
y rescatarte en un risco a cuesta del Caos,
¿ a quién descarna el ocaso?
con la lima después del pastel,
sé que esperas por mí
mañana talvez seamos adultos,
siluetas de piedra,
flamas muy juntas desbarajando los viejos mesones.
¿Quién repara y quién lastima?
¿Quién es flor y a quién le toca el papel de jardinero?
Claro que duele confiarte
mis souvenirs y recetas,
mi saco de canicas,
mis escondrijos por si viene la guerra,
bien infinito -
ya no soy ese contador de historias,
no hay respuestas porque no hay preguntas,
ni siquiera atino cuál de entre todas ellas,
sea mi hogar o el sendero de tantos hilos de comedia,
¿ acaso lacera que ya nada será nunca igual?
no quiero estar seguro de nada
y vaya que sí
energúmenamte lo extraño,
no redimo inocentes
no he perdido gemelo en pecados.
Solo quiero ir por ti,
solo nosotros y espíritus acentuando
convivir e insoportablemente demandarnos,
porque somos así una y otra vez,
la entidad que cohabita en diversas dimensiones,
una armónica sonando recargada en la estratosfera,
debo empezar a correr
correr hasta disolver nuestra pista
en el kilómetro cero,
el recuerdo de ninguno y de nadie,
el inicio cobarde de algún trazo,
respirar un cielo gris
la placenta de nuestro último renacer,
los costes irreparables
del yo que apenas florece,
la intervención que agradezco
donde la vida suele simplemente ser
desprenderse gustosamente
de lo que nos creíamos
complacidos dueños.