El ruido me acosa
con palabras de otra boca,
con circunstancias extrañas
que me revuelve por dentro,
me araña.
No sé manter el tipo,
me parece imposible seguir vivo
cuando el silencio provoca
angustia que me desborda.
No placer.
No estoy tranquilo.
Me mantengo en vilo
por no perecer
ante tal estímulo.