Hoy siento más seco el aire
tras tanta lluvia de lágrimas.
Es tanto el fuego de tu ausencia
que se han secado las aguas.
Aún quedan racimos en la vid
que amorosamente plantamos.
Aún quedan flores en el jardín
por donde siempre paseamos.
Aún las sábanas huelen a ti
y puedo notar todos tus huecos
cuando te busco en mi almohada.
Dónde podría esconderme al fin,
si no hay rincón sin tu recuerdo.
¡Dios, cómo te hecho de menos!
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