Surge así el almacén de la memoria
luz intensa, impulso de los días.
Al entrar por la noche ennegrecía
sembrando las semillas de la historia.
Del impulso capaz de perpetuarte
un cajón de madera y de justicia,
y un poco de aguamiel y de codicia
bajarán por los poros a amarrarte.
Ya no eres el júbilo desnudo
sobre el ocre dorado que te pudo
desde el umbral sentir en movimiento.
Mas sólo queda detener a oscuras
y habitar la nostalgia que madura
con un cálido abrazo de este viento.