Un aliento me abrió los intestinos
en caminos, en sondas,
y creí digerir la voz equivocada,
ebanistas crujiendo la madera
la ninfa desgarrando desde el atrio
esta luz sin palabras, de museo,
y la tuya rallada con mis reflejos turbios,
desván en el que llueven fantasías,
fantasías de ambos… Tú y yo.
Poesía.
Dos versos adentrándose en el polvo.
Desde entonces respiro del murmullo
sin saber si es posible
y se hace viral tu paso por mi cauce.