Intuyo de alabastro sus perfiles,
los senos esculpidos en acero,
de forja incandescente su trasero,
del ébano pulido sus perniles.
Descifro sus caderas por pretiles,
brocales de su virgo placentero,
y el brillo de sus ojos el lucero
que desquicia a los míos en seniles.
Sospecho que en su pelo la negrura
es noche donde el cielo se detiene,
ardiendo del bochorno a la locura
del rítmico jadeo que va y viene
si evoca mi deseo o conjetura…
Pues la imaginación…, es lo que tiene.
Me encantaron los usos de términos coloquiales como perniles y trasero envueltos con otros más cultos como pretiles y brocales en este soneto descriptivo y onírico que evoca la imaginación de un deseo
saludos
No sé porqué, pero al leer tu soneto me he acordado de Don Francisco de Quevedo y esos versos de amor que el escribió.
Quizás te parezca una locura…
Leerte es una maravilla, Raulichi. 
Jjj muy bueno, con un vocabulario muy conseguido y una imaginación muy encendida, ese toque burlesco es perfecto, poeta!!!
Genial y atrevido soneto nos dejas Raul, mis atentos saludos
Me perdí por esos “requilorios” tuyos…hacía tiempo que no la escuchaba, mi madre la decía mucho…
Magnífico y encendido soneto con estos calores…!
Entre la picardía y tu arte, este soneto.
Chulísimo.
Y ya desde el título, un aprendizaje para mí: requilorio 
Por supuesto Raúl 
saludos de nuevo
Magníficos versos. Felicidades
Que me leas es una maravilla, mi Marttu 
Vaya que se elevó la temperatura!!! Muy buen soneto …
Hay que dar salida a las bellas palabras del castellano que caen en el olvido, y a las pasiones veraniegas…
Muchas gracias, compi 
Ahora que había bajado la temperatura… esto. Jeje
Muy bueno, Raúl. 
Siempre gracias, missis
Magnífico soneto a esa imaginación que se desborda con estos calores 
Enhorabuena Raul.