Después de cada beso tuyo saboreo suavemente la comisura de mis labios.
Sería un pecado no relamer trazas del néctar que deja tu boca.
Son tiempos de no desperdiciar nada, menos esa caricia achocolatada.
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En efecto. Aunque a veces surge como una broma o un recuerdo que nuestra imaginación viste.
Buen día y gracias por tu comentario!
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