El cielo no responde y lo sé,
piso el suelo frío
desde mi ventana
y no hago nada,
mi nombre es el mismo
y no hay ya queja en la muralla,
sólo siento algo roto
y no sé dónde;
hoy no me encuentro
y vuelvo a estar cansada.
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Esos días en que a una le pesa hasta el nombre y se rompe por dentro.
Un poema introspectivo y con fuerza.
Abrazo
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Ay, sí, mi compi.
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A veces pasa, amiga el círculo de la monotonía.
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Los cielos sé hacen los sordos cuando uno creé que se la ha roto solo la cadena de la bicicleta y resulta que fue el motor (aunque las bicis no tengan motores). —Un gran aplauso para esta sentida reincidencia.
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Verdad? Es el círculo… Gracias!
será porque no sé conducir con motor, ji. Gracias!
En estos tiempos cambiantes
Seguramente aprenderás
A caminar con un motor “pá lante”
Y con otro motor para atrás.
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ji, qué grande eres!