Todo vuela en el aire,
y aquí abajo las jaulas
permanecen cerradas.
Se derrumban los sueños,
desvelados de tinta,
sujetadas las alas
al peso de la hora.
Resecas de distancia,
se marchitan las pieles,
y es toda esta agonía
una trampa perfecta.
Yo supe de esperanzas
en tiempos del olvido,
pero todo el recuerdo
irrumpe sin aviso,
y es una aguda daga,
clavada en el camino.
Nada puede volver
a lo ya conocido.
Un espejo el futuro,
desarmado en reflejos,
de tiempos que no vuelven,
para esta sombra andante
que calza mis zapatos.
Yo sólo soy un tango,
en ese ayer florido,
donde estaba tu huella
sembrando bienvenidas.
¡Éramos tan felices
cuando nada importaba!
Yo no sé que pasó.
Quizá fue mucho brillo
nuestro amor libertario.
Tu sonrisa radiante
llena de amaneceres,
que encandiló los rostros
de las ventanas sobrias,
con esa minifalda
que infartaba maridos.
Y se nos fue escurriendo
gota a gota en el tiempo,
nuestro mundo soñado,
nuestro amor sin complejos.
Estás en todos lados,
y todo te recuerda.
En cada madreselva
encuentro tu perfume.
Pero no hay un camino
que me lleve al pasado…
Por mucho que lo intente,
ya no somos aquellos.
Y es todo un esplendor
nuestra enorme distancia,
cruzada por caminos
dispersos en la arena…
