En cada espera, corta o larga,
de este mundo u otro mundo,
reconoceré siempre ¡Oh Mujer!
ese cálido ardor en la mirada.
Te sentiré como te late
amor y lava en la palabra.
Y cual roce de una pluma,
sentiré verso o beso
o prosa al viento,
la brisa suave que me acuna.
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