Yo,
con esta anarquía espiritual vestida de falso autárquico.
Tú,
tan meritócrata, revolución rampante
y sublimando los prejuicios cognitivos.
Mucho ahínco llevas, proselitista de sentir sin decir.
¡Al paredón! A morir mi psique
fulminada por la “conditio sine qua non”.
¡Al paredón! A morir las cóncavas ofrendas de luz.
Pareciera que son heridas y se les gangrena el corazón.
Nada de necrosis; solo una metástasis.
Sangrando, se aferran a la presunción de inocencia;
claman prisión sin “habeas corpus”,
herejía sin excomunión,
rebelión y superávit.
Lleonart H.