Quizás fueron sus ojos,
que me rasgaron de un zarpazo;
ojos de gata, uñas de acero.
Pudo ser su contoneo,
como una carretera sinuosa
hacia un infausto destino,
aun así seguías acelerando ,
siguiendo su bamboleo.
Quizás sus interrogantes,
sus muecas, sus devaneos,
sus ausencias, sus retornos,
sus inútiles deliberaciones,
las agotadoras esperas.
Fueron tantas razones,
tantos motivos,
Que jamas entenderé,
porque vibraba cada vez que la veía
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Qué bello este poema!!!
“Fueron tantas razones,
tantos motivos,
Que jamás entenderé,
porque vibraba cada vez que la veía”
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Muchas gracias…el caso es que sigo sin saberlo