¿Qué sentirá tu desierto
del alma,
al verme pasar por sus
arenas?
¿Qué sentirá la rendija
de tus venas,
al notarme surcar
por tu sangre?
¿Qué sentirán tus pulmones
al recibirme recordada,
en el suspiro
más amargo?
Mi imagen pasada e invisible,
inaccesible y presente,
se hace eco en tu noche
sola y tenebrosa.
¡Y yo me siento tan culpable
de no llamarte y no responderte,
y de saber que rememoras
todos mi recovecos…!
Quisiera,
que tu aliento nadara hasta mi oído,
y que me susurrara,
a pesar de mi desmemoria
cuánto tú y yo,
nos hemos querido.
Pienso. Escucho. Me pregunto:
¿Qué sentirá tu corazón
al quererme y dejarme
volar
y flotar
sobre las nubes del olvido?