Un revoltijo de dudas,
preguntas y más preguntas,
que se acumulan en los huesos
aturdidos de silencio;
sentimientos confrontados,
el corazón desquiciado
de conflictos y de arengas disonantes,
que han ido rasgando
pieles… son compañeros de viaje,
de este efímero embalaje.
También un halo de luz…
que en penumbras, casi a ciegas,
acaricia las sombras
y las pieles resecas,
de mis viejos paisajes.
Quedó arena en la voz
y los ojos tan lejos…
queda un grito cautivo
de poeta aburrido
y pompas de ilusión y de esperanza,
tan frágiles
que estallan…
en la composición
de mil versos fallidos;
solo a veces consigo
que un verso compasivo,
se apiade de este olvido,
alivie el corazón
y calme las entrañas,
que alguna vez,
con ímpetu y con rabia,
se debatió en la arena
junto al alba.
Y quedaron las ventanas agitadas,
pero adentro,
se ha quebrado la mirada…
hay mucha paz en la almohada,
ya no quedan ni señales
de locuras en la cama,
hoy duerme la pasión… vieja y cansada,
bajo mantas de olvido y de algodón.
Con el paso del tiempo…
solo queda el recuerdo
de tantas madrugadas.