“¡Que más da!..”
Tropecé hasta darme cuenta
que era parte de la vida,
que sin vuelo no hay
caída
sin intento no hay error,
que para empezar de cero
habían luchas emprendidas,
esperanzas encendidas
desafíos al temor.
Camine por mil senderos
entre cardos hiel y espinas,
laberintos sin salida
y aun así busqué el amor,
pero sus garras salvajes
se adentraron con sevicia,
en el terciopelo frágil
de éste ingenuo corazón.
Era rendirme o jugarle
con rebeldía la partida,
sacar cartas escondidas
y esperar ser vencedor,
pero sus mañas rapaces
atacaban mi osadía,
mis aces ya conocía
y las reglas me cambió.
Entre las notas bohemias
de guitarras libertinas,
vi amaneceres con prisa
por besar la luz del sol,
mientras la copa sin vino
de mi mano se caía,
ya tibia y adormecida
por su vals con el alcohol.
Aún así sigo pensando
que hay motivos todavía,
para darle a mi alma herida
un mimo y otra ilusión,
que solo tengo éste día
y el pasado fue de pinta,
que el futuro no ha nacido
¡¿qué mas da otro tropezón?!..