Y de repente todo explota.
De repente el alma grita y mis labios, que no callan,
anuncian lo inminente: rachas de rabia desatada
que presagian tormenta y azotan en mi mente.
Los ojos se iluminan mientras la garganta truena,
y las nubes que se forman impiden toda cordura;
aíslan el raciocinio, envalentonando a la pena.
Torrentes en el norte que inundan las mejillas.
Vientos que se cruzan, anunciando la peor suerte.
Y en el centro se desata: ciclogénesis explosiva.