No puedo. No tengo. Y no quiero.
Ya no.
¿Y a dónde voy ahora
con esta alma cargada de sueños?
Dime.
¿Con la vida recién estrenada,
la cabeza cargada de pájaros
—de todos las formas y colores—
y la vista cansada de tanto mirar?
Yo, con tu permiso,
seguiré viviendo
mientras espero alguna respuesta.