Cien millones de futuros
se atrincheran en la piel;
cada ente, enterrado,
en agujas de un reloj
petrificado en la añoranza.
Encrucijada, dulcemente herida,
por una estaca de madera de tilo.
El hedor de arrepentimiento,
la amargura de cruces no cargadas,
bosques color ausencia.
La luna exclamó con rudeza:
-¡No has de evitar lo inevitable!
Ya he nadado en tus reflejos,
será tiempo que te olvides
de ver la hora; también brillas en el día.
Si te despierto y llueves…
¿Será que ríes cuando duermes
en tus colchones de mármol
y recuerdos de recuerdos no vividos?
Quizá te confundas querida duda,
pero la arena grita fuerte,
y en cada grano la certeza muere.
Será que somos lo que no somos.
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Mil “posibilidades” se extraen de tus versos, compañero. Muy profundo.
Magnífico poema.
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¡Te lo agradezco mucho! Saludos.
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Buen poema compañero.
Saludos.
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¡Muchas gracias por el comentario! Saludos.