Por un resquicio
del cielo, se asomaba,
el nuevo día.
Otra mañana,
sin prisas, comenzaba,
a dar sus pasos.
Las margaritas
se alzaban, orgullosas,
y saludaban.
Yo vi tus ojos,
tus labios y tu cara,
bajar del cielo.
Y susurrabas
la tierna melodía
que bien conozco.
Aquella nana
que antaño me dejabas
para dormir.
¡Cuántos recuerdos
de sueños y de infancia
contigo siempre!
Y tú, mi luna,
princesa inalcanzable,
con tus leyendas.
Me diste tanto
que aún creo estar soñando
en tu regazo.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/04/20
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Sinmi
2
Muy hermoso. Saludos cordiales.
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Deisak
3
Como ya sabe usted, tan querido Foncho, le admiro muchísimo, sí, desde mi entero corazón, le hablo. Me gustó muchísimo.
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Gracias Deisak, me alegro de que le gusten mis versos.
Un saludo.
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Sr. Rafael @foncho05
¡Su poema es una belleza!!!
Las imágenes que pinta son hermosas.
¡Le saludo y le aplaudo!
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Gracias por tus palabras, Aldanalisis, y por detenerte en mis letras.
Un saludo en la tarde.
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Qué delicia de poema, delicado, luminoso, con ese toque triste que le da la ausencia… precioso!
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Gracias por tu comentario, Pequenho Ze
Saludos.
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