Guardiana del esperma vegetal,
rozas el viento con tu menstruación de verbos.
Llevas en tu leche, la sombra de un árbol.
Viertes en las venas de un violento poema,
a tu padre y madre, y luego tú…
Sobreviven otro instante
Sobrevives a lado de un anillo,
en un fármaco de trigo, abril de cinco caminos.
En la vertebra de un pájaro negro
sostienes el cielo,
el bulbo de un minutero.
La razón brutal con que mueren los silencios…
y brota en los cuencos de tus ojos,
la droga con que miro mi cuerpo ya vacío de comillas y avispas.
…y como el estímulo de amapolas que animara a un Poe, así viene usted poeta, haciendo versos de menstruación y avispero ante su imaginación no queda más que aplaudir y quitarse el sombrero.