Busco entre los huecos de la tierra los huesos perdidos, busco entre la tierra, sí, la que traga ataudes, la tierra que germina las semillas.
Es la tierra que se abre y arde, la tierra que se desliza en alúd, la tierra que se precipita en avalancha de muerte, sin mas: en sigilo de estruendo, amovible ola de aciego.
Caudal donde se suicida la parca, el sitio donde afila su guadaña, el lugar donde nos cubre con su manto.
Mortecino pecado es hedor de lujurias y de péndulos de suerte su reparto al azar, como un ave rapaz.
Busco entre las honduras de los cielos los pliegues de las alturas, al jinete de caballo prieto y al aprieto del que cuelga adormecido en su tormento.
Joyero que empeña su fortuna antes de entregarse al madrigal engañoso así alude a la liberación de su pena acongojado y menesteroso reparte su dicha en gotas de lágrimas.
Al principe de la angustia, al letargo del óbito que invoca en una ruptura y taja las venas misma que al destilo sangriento su vida a la muerte entrega.
Jordy S. Reyes