Te miré…
Podría haber jurado que eras tú.
Allí estaban esos ojos
y al mirarlos
el alma no encontró su fuego,
el latido no escapó,
el abrazo no murió de ansiedad.
Los labios
desconocieron su nido
y las manos
no alzaron el vuelo,
para posarse en tu cintura.
Esperé en vano
esa chispa en el pecho,
tu barca llegando a mi puerto,
el sol estallando en la entraña.
Y es solo que…
Podría haber jurado que eras tú.
Los pies
eran columnas de marfil,
la voluntad era un cielo gris
y la luna helaba
al caer la lágrima.
Los labios,
eran el cementerio de una sonrisa,
que se había suicidado
delante de tu ausencia.
Llovizna…
Cristales que cortaban el rostro,
danzando con el desconcierto
al compás de la melodía
de los vacíos.
Escribí al aire
un par de sollozos más,
mientras la mirada
hacía un último intento
por reconocerte.
En ese instante
me convertí en un fantasma,
un viento recorriendo la ciudad,
un murmullo sin alma,
un charco,
una hoja marchita,
un dolor eterno.
Y es que en verdad…
Podría haber jurado que eras tú…
Podría haber jurado
2021
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