Pinceladas ocres y amarillas;
cuando la brisa mece
y el viento descuelga;
donde el silencio cruje,
a cada paso,
sobre alfombras secas,
con sabor a castaña
y aroma a leña.
Pinceladas ocres y amarillas;
esplendor fingido
de un ocaso en llamas,
sobre un cielo que se apaga,
como la sonrisa
de un adiós en el andén,
que se desvanece en la distancia;
cuando el sol se duerme
y la noche llama.
Pinceladas ocres y amarillas;
pasarela inmóvil
de figuras quietas,
trajes de salón,
sueños de etiqueta,
seda y cachemir,
harapos de tela,
exhiben el color
de cada acera.
Pinceladas
con pigmentos de nostalgia
humedecen la mirada,
ocre y amarilla de este lienzo…,
pinceladas.