Pie de árbol

Macizo
el pie arbóreo
sembrado allí como la antigüez del tiempo
levanta
agrieta
rompe en rayo
la enmohecida laja de la vieja acera
con la hermosura inherente a la prosapia
con esa apariencia hermosa de las cosas antiguas
desencajez del garabato
la deformadura encíaca y dental
que tiende hacia la inevitable ruina.
Las lápidas se sesgan
bajo el ingente peso
de los liquenes que las devoran.
Las aceras se rayan
en agrietaciones de relámpagos mudos.-

Chane García.
@ ChaneGarcia.

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Precioso, Chane!! Asoma la vieja melancolía entre las grietas de la acera, al pie del árbol…
Me gustó mucho, es muy lírico!:rose::blue_heart:
Un abrazo fuerte, amigo!

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Genial comparación del pie del árbol con un rayo, un rayo congelado que levanta aceras. Eres un maestro de las descripciones.

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Hay una fuerza enorme en tu poesía,un golpe de luz en cada verso que nos transporta a un mar de imágenes tras cada una de las palabras cuidadas y cultas que la componen.
Me gustó mucho el poema.

Saludos

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¡Gracias por la flor!.. Siempre me ha llamado la atención la persistencia del árbol, sobre todo de estos árboles de gran envergadura troncal… el árbol insiste, persiste, se empeña, no cesa de empujar… Si hay algo disciplinado en la vida, es un árbol… se niega a ser contenido por la argamasa del Hombre… llega un día, en que de tanto empujar… ¡¡¡Crack!!!, se quiebra la acera en un hermoso rayo grietal… es como… una instantánea: la congelación de un relámpago mudo y eterno.

Esas aceras ruinosas que, de seguro adornan muchas urbanizaciones de la cuidad, además de tener su encanto —como lo llamo yo— esa extraña hermosura, también son un muy buen motivo poético.

Recuerdo la anécdota de un poeta —creo que es Aquiles Nazoa— él estaba charlando con un amigo en el patio de su casa… dicho patio está sembrado de árboles frutales y en ese momento habían hojas amarillas en el suelo… la brisa —siempre tan oportuna— que soplaba en el momento, le dio vida, un ánima a la hoja, y ésta, se movía en el suelo cual si fuese un pájaro que hurga, picoteando en busca de comida. El poeta lo nota y se lo señala a su amigo.

Cualquier otra persona dará por omitido este hecho. Sólo alguien con una sensibilidad muy fina podrá ver en la hoja muerta, a un emplumado ser canario… ¡¡Y quién sabe!!, de ahí nazca un poema.

Ser poeta es, a veces ver, aquello que los demás ignoran… lo pones por escrito, para que lo noten los demás.

Saludos.

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Tu respuesta me ha recordado una foto que hice hace unos años, he tenido que recortarla un poco, en esta ocasión están los pájaros dormitando. Saludos Chane!

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