¿Pero si mi mente no pone los límites, quién los pondrá?

¿Pero si mi mente no pone los límites,
quién los pondrá?

¿Una mano agradecida
cuando vives,
cuando sueñas,
cuando ríes,
cuando finges,
cuando escuchas en la radio una canción?

Que un señor apareció,
te dio las llaves de su casa,
y le robas los recuerdos
a sus hijos llamados cuadros.

Dejar atrás
es difícil.
Dejar atrás
es complicado.

Una vela que se apaga,
un diario rencoroso,
un velero sin vela,
un compás sin notas,
un divorcio exprés,
una nota,
un despido,
una colilla de ayer.

Al viento le llamo “hola”,
a la marea le llamo “adiós”,
a la caracola carcelaria
con la que se escuchan mis súplicas,
mi pasión, mis ruegos, mis compañías.

Al destino lo llamo sincero.
Razón a tu pelo…
le pregunto:
¿qué querías?

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Hola, Mateo.
Estás en lo cierto. Dejar atrás es difícil.
Que tengas un buen domingo.