Periplo de agonía

“A Gabriel os encomiendo, en pos de vuestra absolución.
Los dragones de una sentencia eterna, esperan pacientemente.”

Los dragones de fuego y cenizas,
carbón que se anima del dolor mortal.
Se eleva de las mismas fraguas,
donde se forjó el martillo del demonio.

Ellos escupen el magma que es la sentencia,
y os van a emparedar en las crestas del inframundo.

Su sufrimiento será ejemplo para los demás,
de que en el infierno, el dolor es eterno, e infinito.

Eso, lo reservo para vosotros, mis queridos amigos,
mis enemigos, se sientan a mi lado y mastican mis miembros.

De ellos regurgitan mis incontables hijos,
muchos de los cuales os acompañan hoy.

La penitencia se me antoja inagotable.
Inexpugnable existencia será para siempre,
su dolor en carne viva, expuesta al calor,
sin pellejo ni vergüenza, de su dios moribundo.

Así lo quiere mi perpleja belleza.
Aquí pues, aprenderéis a juzgar y tramar,
como lo hace vuestro mejor hermano.
Como lo hago yo, cuando imagino su tortura.

Cada día, de cada evanescente vida,
se contamina de mi fatiga y negación.
Fatiga por todo lo que debo castigar,
y negación de lo que realmente soy.

Pues yo soy, aquello que ustedes hacen,
lo que llevan puesto debajo de la carne.
Aquello que quieren dejar salir,
y que los dragones vuelven a encerrar.

Vuestro camino de dolor no concluye jamás.

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