En la bruma de la mañana,
este poema es intuitivo y resbaladizo,
preso de sí mismo
cual gota de rocío sobre una hoja
de la que no se puede o no se quiere liberar.
Mientras el viento obliga al árbol a confesar su otoño,
la noche desvanece la oscuridad que vive en su interior.
Recuerdo de algo que ya no duele,
pero que no deja ileso.
Ahora que mi piel conserva todavía tu calor,
reivindico la libertad de perderme en mis sueños,
cicatrices, algunos, cinceladas en mi interior,
como las del colmillo del elefante,
las láminas del caparazón de la tortuga,
las estancias de la concha del nautilo,
testigos, todas ellas, de tiempos pasados.
Solo nos relacionamos con nosotros mismos,
mientras se agudiza la sensación de soledad.
Amanece tras las montañas.
Ya no veo la luz,
sino las cosas iluminadas.
Nos encontramos sin saber qué decir,
significado real del verbo perder.
Bueno el poema, amigo jregojo.
Hay que saber perder… Aunque perdamos la luz, si somos capaces de ver las cosas iluminadas, en vez de perder, ganamos…
Reflexivos versos, amigo.
Abrazo
Se va perdiendo el rastro de luz…todo va llevando a ahondar en nuestros anillos internos… allí donde la historia delata el origen de nuestra soledad…
Un gusto leerte, compañero poeta!
Saludos cariñosos!!