Antes con veinte tahullas
vivía una familia,
y mucho antes
con tan solo un árbol.
Ahora apenas queda poesía,
el verso es un tornillo,
una arandela
desprovisto de sustancia
en un mundo aséptico.
Antes la acequia bajaba caudalosa
todos esos atardeceres
mientras nos besábamos
protegidos bajo la higuera.
Ahora tan solo un hilillo
divaga por su cauce.
Tanto la higuera como nuestros labios
se secaron hace mucho.
!
Habrá que intentar que la acequia recobre su caudal y que la higuera siga dando sombra, protegiendo.
Qué bonito, Jose
Si, aunque cada vez sea más difícil. Soy muy de acequias y ribazos. Saludos.
Precioso!!
Muchas gracias Magdalena. Saludos.
Pero al menos el caudal de tu poesía mantiene un agua excelente. Un fraternal saludo.
Agradezco mucho tus palabras. Saludos.
Y yo, que soy también de acequias y ribazos, quiero decirte que ese “antes y después”…me ha encantado, amigo.
Un poema con muy buenas hechuras poéticas y un precioso final.
Abrazos fuertes y feliz finde!
Abrazos más fuertes para tí y feliz fin de semana.
Estos análisis me desbordan, me apasionan, me animan.
Muchas gracias María
Uff pasado y presente convergiendo en la añoranza del recuerdo, poeta!!
Muchas gracias, me gusta ese “Uff”. Saludos.