Mi mano rodea tu cintura como si rodeara el mundo (o la esfera infinita del amor que nos preexiste) y ya no soy sino somos y la vía láctea es pequeña para alojarnos en alguno de sus agujeros negros o para ser, por un momento, polvo de estrellas, algazara de chiquillos en pos de un conejo que escapa, burlona sonrisa si te miro y te sonrojas, línea perlada de horizonte entre la bruma de tus gestos al desperezarte oliendo a amanecer, a pan y a maravillas y mientras el mohín de tus labios me encadena, soy guardián de tu sonrisa aún por venir, hago brincos cuando llega, carmín vencido al son de mis labios, pestañear síncrono de las miradas, asombro del asombro de nosotros, verde la envidia entre mariposas y rosales, pájaros de extrañas proporciones con rumbo a nuestros ojos, temporal de lágrimas dulces arreciando a fuerza seis o fuerza siete en el Cantábrico, torbellino de mar que nos engulle entre peces y sirenas, orilla de refugio en tus caderas que nos recoge náufragos y exhaustos, rayo verde al caer la tarde que impregna nuestros ojos de futuro, mientras te desciñes y caminas desnuda hacia el alféizar y la luna.
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Se siente rodear el mundo al rodear la cintura. Ese somos crea una bella historia de amor y sensualidad.
Me gustó mucho.
Saludos
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Es un gusto leerte. Saludos poéticos.
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