Un lugar verde y florido;
dos muñequitos de goma
bailando en pista de pastel.
Es fantástico… ellos rien y lloran;
Mis órganos no sangran
¿Alguien que me corte?
No exisitías
en el reflejo de mis lágrimas;
pero, mi lengua, igual cortabas;
Lloraba sangre,
a sabiendas de lo irreal,
mientras moría
en tu perfume espectral;
Enredado, me ahogabas,
con el filo plateado
del sable que bailaba en tu garganta.
No acostumbrado a esto,
dije basta.
Me levanté entre pétalos;
de colores, pensamientos
y de un beso, de sirviente fiel,
pinté, de sangre nueva,
la blanca y áspera cerámica
de tu extraño cuello.