Se va un verano
que dejó amargura,
huellas en la arena,
graznidos de gaviota en la garganta.
Y llega septiembre
con sabor a membrillo en la boca,
pinceladas ocres en la mirada,
sangre de granada en las manos…
y de remolacha.
Y me llegas tú
con colores de otoño,
frutas del bosque,
uvas y manzanas.
Oigo tus pasos
sobre la hojarasca.
Me suenan a cáscaras rotas
de nueces y castañas.
Y me alcanzas.
Y olvido el estío
que me dejó marcas.
Dibujas estaciones nuevas
y me acarician
hojas desprendidas de tus ramas.
Y te quedas conmigo
a esperar el invierno,
tiempos de siembras y cosechas,
de amaneceres y ocasos,
de amor, jaleas y mermeladas.