Orletti

No hay luz en mis dedos,
ni aire en mi lengua.
Les oigo, más no reconozco sus pasos,
no conozco el fuego de sus manos,
ni siento mis huesos, ni el alma.

No soy persona,
soy solo lo que ellos me permiten,
pues me ciegan y me quitan la humanidad,
con gran fuerza.

Me arrastran por el miedo,
mientras juegan a arrancarme la vida.
Sufre hasta la sombra,
de las sombra que sufren conmigo.

Una jauría de egoísmo
nos persigue y al alcanzarnos,
nos desprende la piel a tirones,
lentos pero firmes.
Lo que no se llevaran jamás,
serán las memorias.

No soy nada para quien me teme y para mi,
soy menos que los harapos que me cubren,
que me hieren.

Pero volveré, lo juro,
seré recuerdo, fotografía.
Seré un todo, aunque en ausencia,
pues solo muere lo que es olvido.

Viviré contigo para encontrarte,
quizá un día en otra lucha,
en otras manos.

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