Hay un poema en mi pecho que no se escribe
Una tristeza
con tu nombre
Todo en casa sigue intacto:
Tu espacio en el armario
los libros subrayados
las tazas de café a medias
Tu olor
en mi espalda
Aunque ya no estés
aunque ya no importe
aunque ocupes el lado izquierdo de otra cama
Ahora solo escribo
Escribo
sola
desde un lugar en el que ya no estamos
ni somos
en el que no estás
en el que estoy
pero no soy
ni me reconozco
Tengo que despojarme
Dejarte en cada libro leído
guardar todo de ti en un poema
escribir todos los necesarios
y sacarte de mi
de cada rincón en el que resuenan tus bostezos
No saberte más
Llevarte a la palabra
dejarte en todas las que existen
quedarme sin ninguna
Olvidar el lenguaje
el sonido
las imágenes
Desaprenderlas
para desaprenderte
Necesito arrancarte
Cerrar la puerta
No esperar más a que entres
Sacudir tu infancia feliz de mi almohada
Pintar las paredes del color que menos te gusta
quitar las plantas
y así creer que no hay motivo para que vuelvas
Quiero escuchar pasos que se acercan
Llaves que abren puertas
y ya no esperar tu voz
y ya no ver a la puerta
Dejar de creer que mi casa es todo lo que me acerca a tu nombre
Hacer que todo sea distinto
en el mismo lugar de siempre
Quiero irme de esa última noche
El baile
el fuego
la calma
Soltar esa imagen de dos niños tristes jugando a la felicidad
Debo olvidarte, mi amor
porque se me muere la mirada
y vos
vos ya sonreís cuando te miran otros ojos