Se apilaban los tiempos en sus ojos
mientras la juventud latía en los albores.
¿A quién invocar en el crepúsculo?
¡Aciago septiembre diecinueve,
a las seis de la tarde!
Un cuervo trajo un puñado de sal en el aire
y una vasija fría, donde solo cabía aquel instante.
En la diafanidad del día siguiente,
se asomaban las penas en los ojos de la madre.
Desde el amanecer y hasta el ocaso
con una nube gris en las paredes de la casa,
la muerte se posó sobre los párpados
en medio de un manto de lluvias y amarantos.
Y todo fue dolor…todo fue llanto…
¡Realmente conmovedor!
Si es fruto de tu imaginación, te felicito, porque casi me has hecho llorar, y eso en mí es casi imposible (puedes verificar con mi hermana).
Pero por el paréntesis creo entender que es realidad.
¿En un homenaje a una partida real y reciente?
Si es así, te acompaño en tu duelo, acompaño y oro por todos los dolientes.
Gracias querida Alda, por pasar a leer mi poema, In Memoriam, el que escribí por el hijo de mi querida hermana que falleció hace un año, (19 de septiembre de 2019), estando muy joven, con solo 28 años de edad; este hecho triste arrugó el corazón de mi amada familia. Te abrazo en la distancia y recibo tus bellas palabras en este aniversario triste.