Aunque sé
que la única Magia Blanca
es la magia que no se hace
–porque toda magia te mancha–
déjame desnudarte,
sin quitarte los tacones,
en nuestra Noche de Bodas.
Ella se acerca, y tengo que mirar:
el amor —me digo–,
igual que el miedo, es un faro
que atrae al coraje.
Me he casado
con la chica adecuada,
siento, ante tu vertiginosa delicadeza.
Entre las sábanas,
nuestros cinco sentidos
son un sueño
en el corazón de las tinieblas
de la realidad.
[Abel Santos, ‘El camino de Angi’,
Un diario En verso.
Poémame Editorial, Julio 2020]
“Aunque sé
que la única Magia Blanca
es la magia que no se hace
–porque toda magia te mancha–
déjame desnudarte,
sin quitarte los tacones,
en nuestra Noche de Bodas.”
La luz y las tinieblas son dos energías distintas que además no pueden estar en la misma habitación. Por tanto las tinieblas no pueden conformar la luz, no es necesaria la oscuridad para que la luz exista, y viceversa. Y ahí, en el corazón (luz) y las tinieblas, en el equilibrio de ese conflicto entre opuestos, está el sueño, el amor abrazotee