Tu carne mora,
morena de luces,
pone lunas en la noche
redondas como amapolas
Y las calideces del aire,
que florecen encendidas
forman dalias y claveles.
La noche gime silencios
en clamores que se mecen
corcoveando caderas
como rezando preces
Se vuelven curvas,
alzadas, ardientes,
con mixturas de aromas
de sangres calientes.
Y los arcos…, ay los arcos,
Son misterios que se crecen
de nubes que bajan y suben…
Gladiolos sagrados,
en las glorietas alegres.
Los grillos cantan…
gimen cuchillos,
dalias y clavel estallan.
Mientras brotan olas de suspiros…
Hay un latir que desciende…
Ángeles se abrazan.
Dicen los grillos…
a la noche le van diciendo,
con mis gritos,
que eres amada.
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