Los días sin ti no son iguales
carecen de la esencia vívida
que le pones a todas las cosas
lámparas sin luz, púas sin rosas
rutinas de completa apatía
jornadas de veinticuatro horas
son eso y nada más, sólo días
No te vayas sin dejarme tu piel
déjame tus manos afanosas
una muestra de tus pensamientos
confíame, también, tu cintura
y no me apartes de tus latidos
porque cuando te hayas marchado
no podrán alcanzar mis oídos
Déjame toda tú, casi toda
quiero saciarme de ti, beberte
contarte a solas cómo me ha ido
soñarte con mis sueños lúgubres
lucharte encarnizadas batallas
quédate toda cuando te marches
y cuando ya no estés, no te vayas