No se lo digas a nadie

Como una perla de imposible blanco desvirtuado
en color crisolario
el Sol
casi a punto de puesta
lo enrrojecía todo
con esa pátina de óxido atmósferado
que otoñiza de breve
el momento del crepúsculo.

Aquel centro en el jardín deseado
junto a frondoso árbol
donde colgaba el tuerto
tras atravesar serpentario
los senderos estrechos
en los floridos setos
de paniculata sangre
que enmarcan nuestro laberinto.

¡Ah…! ¡No sabes cuánto te extraño!

Chane García.
@ ChaneGarcia.

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