En esta primavera,
no regresaron las golondrinas
al viejo nido del alero.
Observo, asomada a mi ventana,
el barro endurecido y agrietado,
que resistió, apenas, los embates del invierno.
No, no regresaron las golondrinas,
los vencejos…ni otras aves.
Al amanecer ya no despierto con su hermosa sinfonía,
con sus timbres agudos y gorjeos.
Un manto espeso y agrio de mutismo ennegrecido
lo cubre todo, lo tizna todo.
No hay aleteos alegres saludando al nuevo día
desde las ramas apretadas del naranjo de mi calle.
No sopla el viento.
Bajo los árboles, vacíos ya de vida,
una luz sobrenatural
sigue a la lluvia que ha cesado.
Hay ausencias de gaviotas en la playa,
silencios blancos y azulados, que el mar calmo
no se atreve a interrumpir.
Solo quedan sus rastros en la arena
y un aire frío, como de muerte lleno.
En el nido de cigüeñas de la torre
no se escuchan estridentes crotoreos.
Hay silencios agudos por el parque.
Ni un graznido. Ni un silbo. Ni un cortejo.
Ni arrullos de palomas negras.
Tan solo escalofríos callados erizándote la piel…
Un extraño hermetismo, de pausa larga interrumpida,
enmudece el agua de la fuente
donde no beben gorriones ni jilgueros.
De soledades mudas, lloran despacio las marismas.
No hay chapoteos entre los juncos,
ni zambullidas repentinas de los ánades reales.
Ni aquella rosada nube de flamencos
que surcaba el aire cada tarde.
Y en el desierto del cielo vespertino,
no hay triangulares y ruidosos vuelos
que busquen el ansiado dormidero.
La noche enmudecida susurra en sus adentros, vigilada por la luna.
El ulular de los búhos se marchó para siempre
de aquel bosque nocturno, inanimado.
Y hay una tristeza honda, como de fin del mundo
-de este singular y raro mundo de silencios-
que impresiona
y te deja pesadumbres y congojas en el alma.
…
Despierto -¡al fin!- en la otra orilla de los sueños
y corro angustiada a la ventana.
Dos golondrinas llevan barro fresco al viejo nido.
Entre sus picos…una verde ramita de esperanza.
Un trinar de ruiseñores cubre el aire…
¡inundando de alegría la mañana!
(Por un mundo lleno de aves y de vida.)
Publicado en el antiguo Poémame en junio de 2019.
(“Un nuevo estudio sobre las aves reproductoras en la UE muestra que se ha perdido una de cada seis aves en un periodo de casi 40 años. En total, se han perdido unos 600 millones de aves reproductoras en la UE desde 1980.
En España, el 37% de las especies de aves comunes tienen declives en sus poblaciones, algunas superan el 50% de reducción en sus poblaciones en los últimos 25 años. No hemos cuantificado en millones de ejemplares las pérdidas, pero sin duda ahora tenemos considerablemente muchos menos ejemplares de golondrinas, perdices, codornices, vencejos, entre otras, que hace tan solo dos décadas.
Según el estudio, el gorrión común ha sido el más afectado. Ha perdido el 50% de su población desde 1980, un total de 247 millones de aves.”
Fuente: seo.org)
Foto: [BiObserva.com]