No queda valor... (Elegía a Blanca Ortiz)

Ante el desorden infame de las efemérides
que en el nombre del sinsentido
burlaste en sus pasadas trampas.
Ante el bufón de mi increencia
y de esta desdichada hora,
donde pese a tus argumentos
se combinaron las historias
de todos los vientres y las espaldas;
de los dientes;
del viento y la hoja;
de la Luna en la mar…
Ante el impacto
donde en verdad
se tornó sombría la estela
y el bravo oleaje
nos hizo la mueca del desprecio,
para que no fueses
para tantos
una insensata expresión del olvido
y del abandono…

Ante el cataclismo,
declino al norte.

Dijiste que no te extrañara;
que siempre estarías ahí
y si es así
dime:
¿es que ahora
hemos de buscar las cimas doradas
en ese cielo inalcanzable?

A pesar de ser épocas no vividas,
¿sortearemos los ocres ocasos
departiendo inertes
como las solitarias piedras
a las que en tu ausencia nos condenas?

Dejaste huella en la noche
y sin sosiego las manos…

Las aves;
las intemperies
hoy cautivas,
acudieron al encuentro de tu tibieza;
de tu cuerpo desarmado;
de tu amor templado de buena fe…

Tú,
nuestra riqueza ida;
que ya nada sabremos de la vida
salvo aquello que intuías,
que ‘nada es la muerte’…

Sorprendiste a los girasoles.
Hoy
cesó su canto…

Sí, ya sé que me dijiste
que no te extrañara,
que en tu plenitud
siempre estarías ahí, aquí…

pero qué hacer
con esta amargura
itinerante
que corta con su hiel
y un hondo dolor que grita
mientras callamos…
y es que, mi linda ,

no morirás
en la interpretación
que en las almas
hagamos de tu antigua pena,
ni como fugaz recuerdo
ni como asumiste ser
en el atril,
el libro abierto.

Hoy,
sobre el rigor
de este tan cruel
como nefasto minuto,
tengo que hablar
con resquebrajada voluntad.

Nada censura mis ojos.
Llueve en sus paredes
intentando desatar
el nudo de la necedad
de esta garganta vacía,
que llena de agobio
se escandaliza…
No extrañarte
en la sencilla dimensión
donde la vida sea apenas
un no eterno
y ese amor
que te escribió,
logre secar su tinta negra de sal
sobre algún antediluviano corazón.

Hasta entonces será.

Sin despedidas, Blanca
que no queda valor…
no queda,
para pedir más.

Yamel Murillo

‘Diciembre 17… uno menos para verte’
Raíces.
Las Rocas del Castillo©
Agosto/2017

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Bellísimo, con un sentimiento a raudales!!! :kissing::kissing:

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Muchas gracias compañero! Un placer que me leas y empatices. Abrazos enormes

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Así justamente fue concebido querida poetisa. Fueron cayendo una a una las hojas secas de la tristeza hasta que, como digo, ya no quedó nada más.
Gracias infinitas por pasar a leerme y a compartir tu sentir conmigo.
Un fuerte abrazo a la distancia @Minada

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