Matar como causa pendiente, matar.
Y los dioses en sus círculos perfectos observan el sacrificio…
pidiendo paz desde la trinchera negra;
sus magos…
dando patios de recreo a gélidos adeptos,
jugando a sembrar la sangre …
suena el timbre…
regresa el perdón y golpes de pechos arrepentidos,
Orar, implorar los tiempos, aquí no ha pasado nada…
Muro para lamentar el alba en paroxismo divino.
En casa, hablamos de horror…
somos tan sensibles viendo migas de personas
como si fueran un pan…
mientras damos carta blanca para el burdel de Bruselas…
y rameras disfrazadas de Gobiernos.
Podrido el sistema, secado el mar, van venciendo las ratas…
Noviembre llega desangrando y en este extraño intermedio
que se tornan en navidad…los anuncios de perfumes
casi exigiendo sexo, pidiendo consejo a nuestro jardines locos…
Sí, ya caen algunos copos…
Hijos y nietos, seres perfeccionados por el vicio de vivir
y miedos de aquel coco si no eran buenos…
exhiben desde un cubil sin sentido, la última novedad…
se lo merecen ¡siete en un idioma extranjero!
A la misma hora, otros niños clasificarán la muerte.
Descuartizados, la edad y huesos de piel dormida,
en trozos, sobre paredes…
y la conciencia, prohibida, emocionada, convulsa,
verá ese spot tan John… “al mundo entero he de decir…”
Yo no puedo perdonaros, Adolf, tal vez si…
Pedro…de momento. Octubre de 2023