No se puede seguir,
nada se puede hacer.
A veces las palabras
se adelgazan
en el corazón,
se quedan en lado oscuro
negándose a ver la luz,
esperándote a que otras noches
las rescates.
La poesía
es así de misteriosa.
Y en esa orfandad,
sólo te queda
recurrir
a todos ellos.
Ví como domaba
Félix los besos rotos,
y a Federico
fui a ver
como hacía sus collares
de abalorios blancos.
Y al maestro,
don Antonio
le miré como caminaba
por los caminos en su mar.
Y hasta me bebí
alguna copa con el viejo Hank,
en sus noches de locura
con sus versos más amargos.
Tras este viaje
con los mejores
Todos,
todos juntos.
Sabiamente,
me dijeron:
La poesía sólo ama
a quien la persigue,
solamente
se alumbra
cuando ella quiere.
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Uff qué lindo, y el final me encantó. Saludos cordiales.
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Me encanta! 
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