No llores hija

Una lágrima se desliza
por los valles y montes de tu cara.
Una gota de agua salada
que brota de lo más profundo del alma.

Vendrá la tristeza y el desamor.
Pérdidas de amaneceres al alba.
Días amargos, oscuridades,
desafíos como torres
y murallas.

Caídas, roces, heridas.
Nunca te rindas.
Levántate siempre.
Sigue tu camino,
no te pares.
Anda.

Busca una ilusión, un sueño.
La mirada fija,
en el horizonte abierto.
Que nada te venza.
La cabeza siempre alta.

No llores, hija.
No llores.
La vida aunque amarga,
a ratos nos regala flores
y renace el fuego que abraza.

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Hermoso! Lecciones de vida…
Saludos, José Manuel!

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Gracias María. Un abrazo.

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