No existir no es tan sencillo
no es una insípida ausencia
no existir requiere tiempo
requiere esfuerzo y paciencia,
no existir es convencer
de tu eidética presencia.
La simpleza de lo oculto
de lo desapercibido
de lo que no deja huella
porque tan siquiera es visto,
tampoco es la no existencia.
Es muy fácil ser vacío
no ocupar tiempo ni espacio
ser un desaparecido.
Eso es fácil.
No tienes que hacer nada.
Ya se encargan los demás
de que te vuelvas sencillo,
tenue, desprovisto de una esencia
de ser digno de ser visto.
Humildemente sospecho
que no existir es complejo
que requiere estar visible
casi siempre disponible
de hecho es imprescindible,
distinguirse.
No reside el no existir
en la ordinaria autoindulgencia,
lástima, compasión por tu desdicha
porque no hay fatalidad, ni miseria
ni siquiera un atisbo de tristeza.
No hay angustia ni congoja.
Es que no tiene importancia,
no existir es vacuidad
pero es una oquedad interna
en absoluto advertida.
Es no suceder a plena luz del día
con las miradas ajenas, cercanas
observando como ocurres.
Y tú sin devenir.
Y tú siendo costumbre
Y tú sin existir.