Los días, amor, se van viniendo encima
mientras la noche eterna se muere en mi refugio.
Miro correr el agua bajo el puente
y el recuerdo sigue aferrado a la ebriedad del cielo.
Los pinos a lo lejos, me miran silenciosos
porque aquí sola, me olvidé del mundo.
¿Adónde fuiste, amor?
¡Tengo miedo sin ti,
en esta tarde cenicienta y triste!
Los días se van aposentando
y tú no vienes y el alma te pregunta.
El sol está pintado del color de tus ojos
mientras camino pensativa rumbo a la calle vieja.
Te veré en una estrella sólo cuando Dios quiera
para tener algunas alegrías.
¡No corre el tiempo! –
Me quedé dormida.
Me miro en el espejo
a veces hablo sola
a veces canto
y los días, amor,
se van viniendo
encima.