Monstruo de feria

Cuando los cienmil ángeles que alfombran de azul el cielo
rompan su vuelo, estaré contigo.
Siempre te veía de lejos, admirando tu belleza,
y me consumía el temor de no poder ser digno
ni de un pelo de tu cabeza,
ni del mármol de tu carne,
ni del fuego que te calienta,
yo, esa criatura fea que vive en un carro de feria.
No gires tu cabeza,
déjame recrearme un poco más,
que mi memoria grabe a fuego tu belleza,
un poco más
antes de que los cienmil ángeles vengan
y nos separe ya por fin tu indiferencia
o tu repulsión
o tu miedo
este monstruo de feria podrá alimentarse
¡qué pequeño consuelo!
de una memoria eterna, eterna,
eterna.

1 me gusta