“¡Que lindo día!”
eso que aún está
despeinado, pensé…
Mientras que allí en mi cama,
podía verla sentada.
El grandioso momento terminó
en un ¡tráeme un peine!
“¡Que lindo día!”
eso que aún está
despeinado, pensé…
Mientras que allí en mi cama,
podía verla sentada.
El grandioso momento terminó
en un ¡tráeme un peine!