Mis ojos, dos piedras lanzadas sin piedad a un círculo de agua…
Duele la profundidad de mis preguntas
en la promiscuidad de una guitarra,
en una fábula de padrenuestros y rayuelas destruidas.
Tengo en mis ojos, trayectorias en las esquirlas de mi infancia.
Sus pequeñas luciérnagas me vieron morir
al recoger a un caballo urgente de sexo
lleno de olor a fruta mordida, debajo de la lluvia…
Un ave renombrada en una sombra caída
busca la sed de mis premoniciones
y tengo un mudo hijo, en el revés libro de mis apuros.
Mis ojos me duelen. En el peso de las lágrimas, zumban caracteres anticuados
y sangre de árboles. Cuán lejos he llegado…
Y en la imaginación de animales puros he domesticado mi alma.
He comprado un ticket de salida, un cascabel sin eco y un fragmento de Dios,
para cruzar un nicho vacío con mis ojos, desenterrados entre los muertos…
Ahora que la verdad es penumbra en el atardecer de una metáfora fantástica.
Ahora que la promiscuidad en los ojos del poeta, siente el vértigo caer desde el puente de su guitarra clásica.
Ahora, le saludo poeta desde el cuero seco que emite el eco de mí triste tambor.
Yo lo saludo en fraternal abrazo y a todo el pueblo de Ecuador.
Ese final, tremendo!! Siempre tu bella poesía con ese halo especial que le imprimes y suena tan bien…
Hermoso lo que escribes, amigo!!
Abrazo para allá!
Saludo la intuición que te reescribe como un jeroglífico indómito antes que el papel sea transmutado a una cometa, cuya patria es el verso que da alabanza a la vida.
Siempre oportunos y clarividentes tus comentarios, mi querido amigo.
¡Abrazo tu sensibilidad mi amigo poeta!