No brilla el candado,
pero le tengo cierto amor
y algunas noches lo miro balancearse,
bajo la luna,
como un péndulo que acaricia la noche húmeda
e hipnotiza el corazón.
Sin embargo, si cierro los ojos
oigo el tintineo de los labios
abriéndose y cerrándose
como para beber el agua que no mana,
porque se rompió la fuente,
casi
en mis propias manos;
porque perdió las palabras.
Y aun así, siento que la piel me huele a río
y todavía no he desconocido
los cimientos que sustentan este alma
desde que la cubre el frío.
Aún siento un eco de versos en el aire
que me rozan y me llaman,
pero se agrieta el mundo cuando intento atraparlo
y con ellos, al final,
la voz también desaparece.
Y hasta la vida calla.
Mirando atrás,
descubro dentro de mí misma
ecos infinitos que saben seducir cielos y tierra;
sed y agua de mar
-poemas, dilemas, poemas-
pero le prometí a mi corazón que nunca más.
Nunca más, son palabras mayores de eternidad. A veces es bueno desdecirse aunque el agua de ayer ya se secó, la lluvia de hoy, sin embargo puede calmar la sed, si uno la quiere beber.
Un poema bonito de nostalgias que el ayer nos suele ofrecer.
Un cordial saludo
El corazón se ríe de las promesas que le hacen, porque el es el más cruento de los dictadores.
Sobre todo, si se mira atrás, porque sabe que dónde hubo fuego cenizas quedan y el las sopla para cegar los ojos empañando las miradas que se hacen con ellos y con el alma…
Tu poema, querida amiga me ha inspirado este comentario, porque me gustó mucho.
Felicitaciones y abrazos
Mirar atrás es reconocer que hay pasado que forma parte de uno y te acompaña donde vayas.
Mirar atrás el leer el mismo libro porque en el hay poemas escritos por ti.
Me gusto mucho tu poema
Aún siento un eco de versos en el aire
que me rozan y me llaman,
pero se agrieta el mundo cuando intento atraparlo
y con ellos, al final,
la voz también desaparece.
Y hasta la vida calla.