A la muerte, migajas le echo
-No, esto ya lo haré-
-No, mejor será mañana-
A la vida, le miento cara a cara,
¿Creéis que no me veo?
¿Que soy ciego?
Los suspiros son mi alimento,
las migajas son el viento
y el respiro, una vida prestada.
A la muerte le gustan cada vez más
mis migajas.
¿Crees que no te veo?
Y ese ángel perfecto que baja de tiempo en tiempo
a recordarme que no tengo nada.
Esa ceguera al remordimiento,
es fascinante.
Como las migajas, migajas,
migajas,
con las que voy viviendo,
con las que voy muriendo.